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La fiesta de los bichos

Diana Michelle Vergara Camacho, Miriam García López y Estefani Medina Servín


Había una vez, en una parte del mundo, un granjero, dueño de una gran tierra de parcelas en las que cultivaban todo tipo de plantas productoras de alimentos: árboles frutales, caña y hortalizas. Sin embargo, no se imaginaba lo que pasaba en sus siembras. Ahí vivía un pequeño animalito. Se trataba de una cochinilla rosa llamada Lola, que todos los días, esperaba el anochecer para comerse las uvas de las matas del granjero. Un día Lola organizó una fiesta de cumpleaños para celebrar sus 25 primaveras, e invitó a todas las cochinillas vecinas que viven en las matas de uva, para celebrar. Después de pasar un buen rato de diversión bailando y cantando, llegó la hora de la cena y el gran banquete de la fiesta eran, nada más y nada menos, que las preciosas uvas del granjero que cada día cuidaba con mucho amor. Así que Lola y sus amigos comenzaron a comerse todas las uvas que había en las parcelas y, como broche de oro para cerrar la noche, Lola sacó uno de sus mejores y más finos vinos, que ella misma hizo de las uvas que a diario le robaba al pobre granjero.

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Figura 1. Mata de uvas (imagen elaborada por las autoras).

La mañana siguiente, el granjero fue a las matas de uvas y se quedó perplejo al ver a todas sus uvas estaban mordidas y destrozadas y notó un gran enjambre de cochinillas rosas en las hojas de las matas de uva. El granjero, ya muy enojado, hizo un plan para deshacerse de la plaga.

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Figura 2. Uva (imagen elaborada por las autoras).

En la parcela de caña vivía una mosca pinta llamada Petra Antonia, quien decidió organizar una megafiesta, con todo y sonido que superaría a la de la cochinilla. Así que invitó a todas las moscas de la zona y les habló de la gran cantidad de comida que iba a haber. La fiesta fue por todo el día y las moscas pintas, avorazadas, mordisquearon las cañas del granjero.

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Figura 3. Una cochinilla (imagen elaborada por las autoras).

Al atardecer, el granjero fue a hacer su recorrido -como normalmente lo hacía- y al llegar a la parcela de cañas se dio cuenta de todo el daño que le habían hecho las moscas a sus cañas y se enfureció aún más.

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Figura 4. Mosca pinta (imagen elaborada por las autoras).

Mientras tanto, en la otra parcela del mismo huerto, en el sembradío de hortalizas de lechugas, que era la más lejana del huerto, vivía un chapulín llamado Diego. Era el chapulín más guapo y coqueto de la parcela. Era muy alto y su tono de color era verde neón brillante, que resaltaba por las noches. Él era el rey de las fiestas del huerto, pues cada fin de semana se iba de parranda a los convivios de los otros chapulines. Esa misma noche decidió organizar la fiesta del año.

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Figura 5. La lechuga (imagen elaborada por las autoras).

Al día siguiente, el granjero fue a las hortalizas y vio todo el desastre que habían causado los chapulines. Eso fue la gota que derramó el vaso y el granjero explotó de coraje y decidió, ahora sí, tomar cartas en el asunto para deshacerse de todas las plagas.

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Figura 6. El chapulín (imagen elaborada por las autoras).

Se informó en una revista digital llamada Biotecnología en Movimiento y descubrió tres maneras para deshacerse de las plagas. La primera, llamada “control biológico clásico”, consiste en introducir un organismo exótico en los huertos para controlar la plaga. La segunda, llamada “control biológico aumentativo”, trata de aumentar el número de enemigos de las plagas. Y la tercera y última, llamada “control biológico por la conservación”, es aquella en donde se aplican medidas y acciones destinadas a favorecer la presencia de los enemigos naturales de las plagas.

Entonces, el granjero, con toda esta información se puso manos a la obra. Usó un escarabajo (una especie perteneciente a la familia Coccinellidae) denominado Cryptolaemus montrouzieri. Este escarabajo es muy eficaz en el control biológico de plagas como las cochinillas. El granjero hizo lo mismo con las demás plagas.

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Figura 7. El granjero (imagen elaborada por las autoras).

En la parcela de caña estaban las moscas haciendo de las suyas y en eso una mosca notó una cosa amarilla muy extraña de forma alargada y rara. La mosca, llamada Petra, se acercó a ella y por curiosidad decidió tocarla, pero en ese momento no pasó nada, la mosca no le dio importancia y regresó con las demás. Pasaron días y a las demás moscas les empezaron a aparecer unas manchas amarillas en el cuerpo, iguales a las que le habían salido primero a la mosca Petra. Las moscas se empezaron a enfermar y a morir lentamente, pero ellas no entendían el porqué. Lo que no sabían era que el granjero había puesto un hongo para infectarlas y matarlas, y que funciona como insecticida.

Mientras tanto, en el huerto de hortalizas se encontraban los chapulines fiesteros muy despreocupados, planeando su próximo gran convivio. En eso, llegó un hongo disfrazado de chapulín llamado Mateo. Diego, quien era uno de los chapulines que planeaban la nueva fiesta, volteó la cabeza y vio al nuevo intruso. Enojado, lo retó a golpes. Para defenderse mejor, Mateo llamó con un silbido al resto de los hongos que estaban cerca y que también estaban disfrazados de chapulines, para que le ayudaran a combatir a los chapulines reales.

La pelea se volvió agresiva e intensa, lo que desencadenó que se hiciera un caos entre los chapulines. El ganador fue Mateo, quien venció a Diego y ganó el control de la parcela y la mano de Betiña (una chapulín muy hermosa). Al terminar la pelea, los chapulines se dieron cuenta que estaban rodeados de la presencia de un nuevo intruso. Se trataba de un enemigo, el Metarhizium acridum, el cual se disfrazó de chapulín para que no lo descubrieran, pero ya era demasiado tarde y el hongo ya había infectado a algunos chapulines. Pasaron los días, y poco a poco, los chapulines fueron muriendo.

Desde entonces, al granjero le comenzó a ir de maravilla, pues se dio cuenta de que tenía sus parcelas y huertos más limpios, sus cultivos eran más abundantes y con mayor calidad y ya no tenía que batallar con las molestas plagas. Al final del día, todo se resolvió y mejoró la productividad de sus parcelas. Ya era un granjero feliz y satisfecho de su trabajo. De no ser por el control biológico de plagas, hubiera perdido sus cultivos y todo el esfuerzo y dedicación que había invertido en todos los años anteriores.

Las autoras sospechan que el granjero leyó el número especial de Biotecnología en Movimiento, dedicado a los Agentes de Control Biológico. (https://biotecmov.ibt.unam.mx/numeros/24/).

La producción de plantas alimenticias requiere que se protejan los cultivos contra el ataque de insectos y, considerando la importancia de contar con una agricultura sustentable, se necesitan los conocimientos de la investigación científica en las áreas de la entomología, la agronomía y la biotecnología.

Lecturas recomendadas

  1. Agentes de control biológico. (2021) Biotecnología en Movimiento. Revista de Divulgación del Instituto de Biotecnología de la UNAM. Núm. 24. https://biotecmov.ibt.unam.mx/numeros/24/PDFs/bm247.pdf
  2. Pérez Sandi, Mayra y Becerra, Alba Rosa (2001). Nocheztli: el insecto del rojo carmín.Biodiversitas. Año 6, núm. 36, Mayo, pag. 2-8. http://www.conabio.gob.mx/institucion/conabio_espanol/doctos/biodiver36.pdf
  3. Ramírez-Sánchez, Carlos Jesús; Morales Flores, Francisco Javier; Alatorre-Rosas, Raquel; Mena-Covarrubias, Jaimes; Méndez-Gallegos, Santiago de Jesús (2019) Efectividad de hongos entomopatógenos sobre la mortalidad de Dactylopius opuntiae (Hemiptera: Dactylopiidae) en condiciones de laboratorio. Revista Mexicana de Ciencias Agrícolas publicación especial número 22, 15 de marzo - 30 de abril, 2019. DOI: 10.29312/remexca.v0i22.1854 https://cienciasagricolas.inifap.gob.mx/index.php/agricolas/article/view/1854/2127


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Acerca de los autores

Diana, Miriam y Estefani fueron, al momento de escribir este artículo, alumnas del 5º semestre de la especialidad de enfermería del Centro de Bachillerato Tecnológico Industrial y de Servicios (CBTIS) 194 de Villa de Ayala, Morelos.

Contacto: dinamichellecamacho@gmail.com


Agradecemos la asesoría y el apoyo académico recibido por parte de la profesora de Bioquímica del CBTis 194 de Ciudad Ayala Morelos, la MC Silvia Lizbeth Herrera López para la redacción del presente artículo.


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